lunes, 24 de marzo de 2008

El arzobispo de Pamplona sobre la eutanasia: "La muerte de Jesús fue digna y sin cuidados paliativos"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que los progretas critiquen a la Iglesia por las cosas que hace me la suda, pero que despotrique por las cosas que no hace es patético. Lo curioso es que después de hacer el ridículo no hagan el menor esfuerzo de reflexión para averiguar por qué están tan mal informados con respecto a la Iglesia o por qué su sentido crítico les ha patinado como para repetir una y otra vez como loritos la murga de que los curas están contra los cuidados paliativos. ¿Qué ha funcionado mal en mi entorno y en mis redes de información para que yo estuviera tan mal informado?
Dice este tipo en su artículo: "Así que tomad nota: ingerir un simple analgésico para el dolor de cabeza podría sumar años de purgatorio según la brillante teoría del arzobispo". Valiente gansada.
A ver si os enteráis: LA IGLESIA ESTÁ A FAVOR DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS y en contra del ensañamiento terapéutico que solo sirva para prolongar la agonía. (Encíclica Evangelim Vitae n.65), e imagino que otros tropecientos textos de su doctrina. Es decir, que esto de los cuidados paliativos de que los progres hablan como si hubieran descubierto el Mediterráneo ya lo tenía bien reflexionado la Iglesia desde los tiempos de Pío XII, en los años cuarenta del siglo pasado. Es la eutanasia lo que no admite. Imagino que sabéis la diferencia entre ambas cosas, ¿no?

Roig i Negre dijo...

Empezando por el final, estoy contigo en que es necesario distinguir claramente entre la eutanasia y los cuidados paliativos, que parece se entremezclan en el discurrir del artículo de forma no muy clara.
Pero, obviamente, esto no justifica la total incomprensión de su lectura que pareces demostrar, "epluribusunum".
Vayamos por partes:
El eje central del artículo son las declaraciones del arzobispo de Pamplona, a saber: “Jesús no tuvo cuidados paliativos pero su muerte fue absolutamente digna porque la miró a la cara, con confianza, porque la aceptó con amor, porque la vivió descansando en los brazos del Padre Celestial”.
Al respecto dos cuestiones me vienen a la cabeza: su comprensión de lo que pueda ser una muerte digna, y su adopción de una postura distante a la de la defensa del uso de los cuidados paliativos.
Parece que, a pesar de que se supone Jesucristo fue asesinado, su muerte fue digna. Entonces parece que también la muerte de los judios a manos de los nazis, de los kurdos a manos de los turcos, de los palestinos a manos de los israelíes, pueden ser consideradas muertes dignas.
Y es que, presumiblemente, el arzobispo en cuestión no parece distinguir muy bien entre que uno lleve sus últimos momentos de vida "con dignidad", cuestión que viene determinada por la actitud personal del moribundo, y el hecho de que uno tenga una muerte digna. En este segundo caso, el hecho de la muerte, nunca puede ser digno en el caso de un asesinato* (en cuanto el solo hecho presupone un atentado a la dignidad humana), ni tampoco, y este es nuestro caso, si se le niega al enfermo, que se sabe va a morir por su enfermedad, el derecho a tener una muerte con un menor sufrimiento, existiendo tal posibilidad.
Y ahora es cuando cuidados paliativos y eutanasia se entremezclan.
Si tuvieras algo más de conocimientos sanitarios y menos soberbia, sabrías que el uso de ciertos medicamentos en los cuidados paliativos de un enfermo terminal, en multitud de ocasiones acorta su vida; y es aquí donde intervienen los voceros de la Iglesia acusando la práctica de eutanásica.
Tal vez el ejemplo de la aspirina sea algo excesivo si se toma de forma literal, y no de forma irónica como parece proponer el autor. Pero siguiendo tu lectura desorientada, "epluribusunum", también podría argumentarse que el uso de la aspirina, como prácticamente el de cualquier medicamento conlleva ciertos riesgos, mayores o menores, y dependientes de una infinidad de factores, para la salud, e incluso el riesgo de muerte, que en la medida en que es inducida por el uso de estos medicamentos no dejaría de ser un caso de eutanasia indirecta...
Así, si bien es cierto que la Iglesia se ha declarado en distintas ocasiones en favor del uso de los cuidados paliativos, en cuanto en un sinfín de ocasiones su uso supone acortar la vida del enfermo, en la práctica se muestra reiteradamente contraria al mismo.
Para "dar fe" de esta última afirmación no hay más que echar un vistazo a todo lo sucedido en el "caso del Dr. Montes", en el que el gobierno de la Comunidad de Madrid, de la mano del Opus Dei, ha declarado una guerra abierta a esta práctica. Aquí encontramos otro punto clave del texto: la crítica a la intromisión de la institución eclesiástica en haceres propios a los poderes de un Estado aconfesional.
Para ir acabando, lo que hagan o dejen de hacer los "progretas", sinceramente ni lo sé, ni me interesa, como tampoco sé ni me interesa saber que quieres decir con ese palabro, ni cuando afirmas que han hecho el ridículo.
Finalmente, cierto es que ya Pío XII defendió los cuidados paliativos, como recientemente ha recordado el teólogo Enrique Miret, en respuesta a Fernando Sebastián. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica.

*La categoría "asesinato" no considero que pueda ser aplicada en el caso de la eutanasia, pues su práctica no es sino la efectuación de la voluntad de la "víctima", en unas condiciones muy determinadas.

P.D: Aquí os dejo un enlace a la citada encíclica repleta de incoherencias semánticas...
http://www.vatican.va/edocs/ESL0080/__PO.HTM

Roig i Negre dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo, Santiago, cuando dices que la eutanasia es un tema muy pantanoso, sobre el que es preciso reflexionar en profundidad para poder así hacer frente a toda su casuística.
Obviamente, el hecho de que un enfermo terminal se cuestione acerca de la eutanasia, el hecho de que esta misma se le posibilite, tiene consecuencias, que no son sino las propias a la libertad. La libertad tiene consecuencias.
Veo en tu interesantísima disertación dos pilares discursivos fundamentales: uno, la libertad en la decisión del paciente, y otro, las repercusiones "externas" de la misma.
Comenzando por la segunda, apuntar, que si bien las consideraciones que propones son a tener en cuenta, resta decir que en ningún caso factores como el gasto económico que los tratamientos paliativos suponen al Estado, o como los trastornos que puedan suponer a sus allegados, deben determinar una legislación contraria a la eutanasia.
El Estado en todo momento debe estar capacitado y dispuesto a hacerlos frente, así como a apoyar de todos los modos posibles a los allegados del paciente, en todos los aspectos que se requiera (ayuda económica, ayuda en el cuidado, ...)
Pero no se trata aquí de buscar la rentabilidad económica, ni el bienestar de los allegados del paciente, sino más bien, y con esto refiero ya al primer pilar discursivo mencionado, se trata de la libertad del paciente.
El paciente que opta por la eutanasia, tiene todo el derecho a acabar con su vida cuando lo crea oportuno, si bien, como hemos comentado, es preciso minimizar los factores externos mencionados que, en ciertas ocasiones, pueden conducir al paciente a tomar esa decisión.
De lo que aquí se habla es del derecho a que cada cual decida sobre su vida, del derecho al suicidio (en este caso asistido, en la medida que el paciente no lo puede hacer efectivo por sí mismo). Estoy con Sartre cuando considera el suicidio como la máxima expresión de la libertad humana.
Pero, volviendo al asunto, cabe apuntar que incluso el propio hecho de que el Estado considere delito la eutanasia o el intento de suicidio, debería exceder en todo del cometido de su poder legislativo, pues como los teóricos del Estado Moderno expresaron claramente, la legislación debe punir* únicamente el daño a la libertad de los individuos, marcar directrices en favor de su pleno respeto, o dicho de otro modo, la legislación del Estado Moderno sólo debe ser garante de que se cumpla ceñido respeto a la máxima liberal "la libertad de un individuo tiene como único límite la libertad del otro". Y poniendo en práctica tal principio, la legislación ni siquiera debería versar sobre ello. La práctica eutanásica se circunscribe únicamente al ámbito de la libertad individual, sin que su efectuación dañe, en ningún caso, la libertad de cualquier otro.
Para acabar, sólo decir que estoy completamente de acuerdo con tu reivindicación de un necesario respeto a "nuestros mayores y nuestros enfermos".

*Refiero aquí al carácter punitivo o coactivo del derecho del que descreo completamente (en favor del carácter directivo), pero esto ya sí es harina de otro costal.

P.D: Gracias a tí por ofrecernos esta interesantísima opinión...